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domingo, 28 de abril de 2013

Romeo y Julieta en 1900 [Sutton]


Montmatre, París, 1 de enero de 1887, fue donde nació Sutton siendo la segunda hija de un matrimonio de artistas de un circo itinerante de Europa, que se encontraba en el momento en que Niamh dio a luz en dicho barrio de la capital francesa. Desde el momento en que nació el circo entero se convirtió en su familia y no solamente su familia directa, eran todos ellos, en conjunto, una gran familia. A pesar de haber nacido en Francia y por tanto ser francesa legalmente, la verdad es que ni tan siquiera habla el idioma del país. Las ventajas de ser parte de un circo itinerante, es que pasas por muchos países a lo largo de los años y de tu vida. Sutton y su familia pueden presumir de haberse recorrido Europa entera y haber visitado algunos países y ciudades varias veces.

A la edad de cinco años, Sutton empezó a ser instruida para convertirse en trapecista (al igual que su hermano) y acróbata, y que así siguiera aumentando el número de artistas dentro del circo, aún así no fue hasta los trece años que empezaran a actuar en conjunto, haciendo todos los números los dos hermanos juntos. Con diecisiete años ya hacia acrobacias que implicaban el uso de fuego y otros objetos peligrosos, pero a esas alturas no tenía miedo a las alturas ni a ningún riesgo de cualquier tipo. Su vida tampoco es que fuera nada del otro mundo, durante todos esos años, se pasaban un mes en una ciudad haciendo espectáculos, recogían sus cosas y se subían al tren del circo que los llevaría hasta otra ciudad. Viajar se convirtió en algo incluso rutinario.

Por eso mismo nunca creyó ni esperó que su vida fuese a cambiar tanto como su décimo octavo Otoño, cuando apareció un Ilusionista en el circo buscando trabajo. Malcolm Adam Lynch era su nombre. Al pertenecer a la élite del circo en cuestión, Sutton no tuvo contacto directo con él hasta pasadas unas semanas. La división de las personas en el circo eran muy parecidas a la división de las clases sociales, así que no era tan fácil que un artista nuevo pudiera tener algún tipo de relación con aquellos que formaban parte de esa familia desde hacia años. Sin embargo antes de aquel primer encuentro si que le había visto por el circo y sus inmediaciones, su hermano le había dicho en alguna ocasión que el joven ilusionista la había mirado en la distancia de vez en cuando. Si fue casualidad o no, es un misterio, el caso es que dos semanas después de que el joven llegase, una tarde entró en la carpa donde ella estaba ensayando algunas acrobacias alegando que se había equivocado de lugar.

El que Sutton no fuese una “diva” propició a que pudieran mantener una conversación aquella misma tarde a partir de la cual empezó a mantener una especie de amistad con el joven ilusionista que empezó a llevarla a sus lugares favoritos del lugar antes de que partieran, así como a regalarle cosas o sacarse alguna flor de la chistera con sus trucos de ilusionista. De todos modos a pesar de haber crecido en aquel mundo del espectáculo, Sutton era una muchacha fácil de impresionar, por lo que disfrutaba de todo aquello como una niña pequeña. Poco a poco con el paso de las semanas, Sutton se empezó a dar cuenta de que para ella aquel joven se estaba convirtiendo en algo más que un amigo y otro artista del circo, hasta que el propio Malcolm le confesara una noche lo que sentía por ella y comenzasen una relación de pareja. Decidieron mantenerlo en secreto debido a la oposición de sus padres a que Sutton mantuviera alguna relación con alguien que no hubieran elegido ellos. Para Sutton fue una de las épocas más felices de su vida, hasta que un año más tarde descubrió que estaba embarazada y algún miembro del circo la oyó decírselo a Malcolm, contándoselo posteriormente a los Van Dijken que consiguieron gracia a sus relaciones con el director del circo que Malcolm fuese expulsado aquella noche, reteniendo a su hija junto a ellos y yéndose a la mañana siguiente a toda prisa con destino a otro país sin que el joven tuviese constancia de ello.

Gracias a la forma de pensar de sus padres, Sutton pudo seguir adelante con el embarazo, durante el cual al principio aún hacia acrobacias que no conllevaban un riesgo importante y luego ya se encargaba de tareas más pequeñas relativas al mundo del circo. La primavera siguiente a que Malcolm desapareciera de su vida, nació en Florencia donde se encontraban en aquellos momentos, el pequeño Vincent, siendo dos años más tarde cuando el destino quiso que se volviese a cruzar con Malcolm. En esos dos años podrían haber pasado muchas cosas, pero la suerte quiso que Sutton no se hubiese comprometido con nadie.

Esta vez las cosas fueron bastante diferentes a la primera vez que Malcolm se encontró con el circo. En esta ocasión no le dejaron acercarse, llegando incluso a las amenazas si se acercaba a cualquiera que perteneciera a circo. Fue la propia Sutton la que se armó de valor esa misma noche, cogió todas sus pertenencias metiéndolas en una maleta, el dinero que le pertenecía, y al pequeño y dormido Vincent y dejó atrás a la única familia que había conocido hasta entonces, dejando una carta dirigida a sus padres y hermano. Fue hasta la ciudad junto a la que habían instalado las carpas y el circo en general, donde encontró a Malcolm en el único hotel de la zona (lo cual también fue una suerte). No tenía intenciones de volver a su antigua vida y conscientes de que si esperaban a la mañana siguiente para irse podían encontrarles y obligarla y forzarla a volver a “su hogar”, decidieron irse aquella misma noche y alejarse todo lo posible de París. Sí, curiosamente Sutton abandonó a su familia y al circo en la misma ciudad donde nació y empezó a formar parte de todo aquello.

El siguiente destino la pequeña y recién reunida familia, fue Irlanda, el lugar de nacimiento de Malcolm y también curiosamente de la madre de Sutton, donde pasaron sus siguientes dos años de vida, en los que Malcolm trabajó como Ilusionista y ella le ayudaba con sus trucos, durante este período de tiempo también formalizaron su relación casándose. A los seis meses de cumplir los veinticuatro descubrió que volvía a estar embarazada, lo que no alteró los planes de la familia de viajar hasta Londres para tomar el Titanic e irse a América, motivo por el cual la pequeña Savannah nació tres meses antes de embarcar en la capital del Reino Unido.

¿Qué esperan los Lynch en América? Además de un cambio de aires (y alejarse más si cabe de la familia de Sutton) esperan encontrar la oportunidad de enrolarse en algún circo itinerante de América, pues después de todo es parte de la vida de ellos… o seguir con el empleo de ilusionismo por su propia cuenta sin tener que depender de nadie.

lunes, 22 de abril de 2013

Queenstown


 Queenstown, 11 de abril de 1912

Mi querida Tess,

Te prometí que te escribiría en cuanto pudiera y aquí me tienes. Estamos en Irlanda donde van a subir más pasajeros a bordo y aprovecharé para escribirte y mandarte esta carta. ¿Ves el papel? Es de la White Star Line y solo pueden usarlo los pasajeros de primera y segunda clases. Resulta que me he encontrado con Madison Blake y esta mañana me ha “secuestrado” de tercera clase y me ha traído hasta primera. ¡Me ha dejado bañarme en su bañera! ¡Una bañera Tess! ¿Sabes cuánto tiempo…? Bueno, en realidad no hace falta que te lo pregunté, viviste también en casa de los Whitakker. El camarote es precioso y me ha dejado un vestido precioso, ni siquiera necesito corsé para poder lucirlo… y las joyas. De acuerdo, madre nos dijo siempre que no teníamos que sentir envidia de las personas que tienen más que nosotros…, pero, ¡es imposible! Tendrías que ver las instalaciones de primera clase, esto parece un palacio flotante. Es doscientas veces más lujoso que la casa de los Whitakker, seguro que de estar aquí lady Rachel estaría rechinando sus dientes de rabia. ¡Soy capaz de imaginármela y todo!

El viaje hasta Southampton fue perfecto. Cansado, pero perfecto…, aunque voy a recalcar en lo de cansado porque me jugó una mala pasada anoche. Creo que en la vida lo he pasado tan mal, incluso puedo decirte que he pasado algo de vergüenza por verme en esa situación tan incómoda. Quizá ayer fruto del cansancio no me diese cuenta pero ahora te puedo asegurar que sí…, me da un poco de vergüenza. No recordaba que la falta de sueño pudiera jugarte tan malas pasadas… Estaba en el comedor y se me acercó una jovencita y un joven que había conocido ya antes en la cubierta. Fue una forma curiosa de conocerle, su hermana se coló por debajo de mi falda y de un momento a otro nos quedamos frente a frente prácticamente. Momento incómodo. ¿Sabes? No había pensado entablar conversación con nadie, no al menos de buenas a primeras y prácticamente nada más embarcar en el barco, pero fue tan fácil y natural que incluso olvidé que no le conocía de nada.

No es que todo lo que te vaya a contar a continuación vaya a tener mucha relevancia en un futuro cercano, ni lejano, porque después de todo solo es otro de los muchos pasajeros del Titanic. Se llama Pierre y a juzgar por su aspecto debe de tener mi edad, quizá un poco más mayor, a lo mejor es de tu edad, no lo sé realmente. Francés, aunque claro, eso dándote su nombre ya es algo que posiblemente has deducido. No voy a entrar en detalles pero tampoco voy a negar lo evidente… ¡No está de mal ver! De todos modos como he dicho antes solo es un pasajero más del Titanic. Me parece una persona que guarda mucho de sí mismo, secretos, no sé, pero no parece fácil que se abra… Todo lo contrario a mí… ¡Y ya sé que madre y tú siempre decís que no es bueno abrirse tanto, pero no puedo evitarlo! El caso es que ayer cuando perdí la consciencia en el comedor fue él quien me llevo hasta mi camarote… Lo último que recuerdo de anoche son sus ojos azules mirándome desde la litera inferior de mi compañera de camarote. Le dije que no hacía falta que se quedara conmigo, pero mira… insistió. Lo más gracioso es que esta mañana cuando me he levantado mis zapatos estaban en el suelo, junto a mi litera y no recuerdo habérmelos quitado (tampoco estaba en condiciones) así que solo me quedan dos opciones, o ha sido Beth o ha sido él… ¡Tendré que preguntarles! Me puede la curiosidad.

Mira, a lo mejor acabo este viaje teniendo un nuevo amigo. Uno que va a llegar tan perdido como yo posiblemente, aunque por suerte para mí, padre me estará esperando en Nueva York cuando el Titanic atraque. ¡Tengo tantas ganas de verle y volver a abrazarle! Te seguiré escribiendo aunque no pueda mandarte las cartas y cuando esté en Nueva York las mandaré, así no perderás detalle alguno de mi viaje. Me hace tanta ilusión contártelo todo… Ahora mismo estoy en uno de los cafés del barco, escribiendo con una pluma estilográfica, algo que jamás imaginé que podría hacer, claro que tampoco imaginé que pudiera estar en un sitio tan lujoso ni en la primera clase de un navío como el Titanic… Una muchacha está tocando una pieza en el piano, estoy segura de haberla oído antes en casa de los Whittaker, pero… no recuerdo su nombre. Tampoco es algo que las doncellas tuviéramos que saber…

¡Escríbeme! Tengo ganas de saber cómo está el pequeño Mike. Ya le echo de menos y aún no he cruzado ni una cuarta parte del Atlántico. Voy a extrañaros tanto… Y ya paro o acabaré llorando y estropeando este precioso papel.

Te quiere, tu hermana.
Valerie.